EL DUEÑO DE LA PELOTA
Durante mi niñez, en Lima, Perú, a mediados de la década de los 50,
un grupo de amigos nos juntábamos de vez en cuando a jugar a la pelota en
el parque vecino. Notaba que cuando Juan, uno de nosotros, se
cansaba y se iba, el partido súbitamente llegaba a su fin.
Un día, curioso, le pregunté:
--- Juan, ¿Por qué cuando tú te vas, el juego se termina?
Imperturbable, Juan respondió:
--- Porque yo soy el dueño de la pelota.
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171219 08:15 |